
encontré un árbol desnudo
y me enredé entre sus ramas
sin hojas y sin futuro.
Quiso arrancar sus raíces
para romper su castigo,
pero yo me fui una noche
sin esperar mi destino.
Ha llovido mucho llanto,
he pisado cien caminos,
pero la sombra del árbol
siempre la llevo conmigo.
Y en las tardes del olvido
sigo oyendo su lamento,
que me llega, susurrando,
con los suspiros del viento...
Nunca volveré a ese bosque
donde está el árbol herido,
ni volveré a mi pasado
a soñar lo que he perdido.
"Y en las tardes del olvido
ResponderEliminarsigo oyendo su lamento,
que me llega, susurrando,
con los suspiros del viento..."
Sí, cada tanto, como son inexorable, viene hacia nosotros esos susurros de lo andado, goces y lamentos.
Gracias Paco.
http://laberintodelamor.blogspot.com/2009/12/ronda-una-tristeza.html
Muchas gracias Paco! pero yo volvería...
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