Aparece, brilla, mata...
te desgarra las entrañas
su palidez tan morena.
Y cuando quieres buscarla
se escapa del horizonte
para jugar con tus penas.
Como un canto de sirena
en su ausencia te reclama
y en la noche no la encuentras,
cegado por las estrellas,
que inundan tus ilusiones
de soledades calladas.
La luna nunca te espera.
Se cuela por tus balcones
con su sonrisa de plata
para que sueñes con ella
creyendo que no te engaña...
y olvidando sus traiciones.