Hay un mundo cautivo en la noche,
desprendido del tiempo y las luces.
Es un mundo de sueños fugaces,
olvidados, malditos y dulces,
que, atrapados en besos o en nubes,
nos dibujan lejanos paisajes.
Acuarelas de suaves colores,
reflejadas, al alba, en cristales
despojados del miedo y las cruces
que enterraron las viejas pasiones
y nublaron el cielo y los valles,
ocultando promesas azules.
Ese sueño revuelve la noche
y despierta los tristes perfumes
de un recuerdo de estrellas y mares.
Es un fuego que no se consume,
a pesar del dolor que lo cubre...
con su manto de medias verdades.
Ilustración: Cirilo Martínez Novillo (filtro)