que no hay reja que la cierre
ni madera que la esconda.
Aunque la selles de noche
y la ocultes por el día,
esa luz que está prohibida
entrará por tu mirada
y te dice que estoy cerca,
besándote con mi sombra.
De poco sirven las rejas
para evitar que la hiedra
se retuerza en tus barrotes
y se abrace a tus caderas.
¿No escuchas a los jazmines
trepar por entre tus penas?
Pues vuelve a entregar el alma,
que está dormida y no muerta,
y pinta de azul la reja.
Fotografía:
Loles Basanta
muy bonita,Paco!!
ResponderEliminar