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martes, 22 de marzo de 2011

La estela azul


Te pierdes tras una estela tan azul
que sirve de reposo al horizonte,
dormido sobre el mar en que se esconde
ese cielo herido, huérfano de luz.

Detrás de tu refugio sólo hay tiempo,
tiempo blando, rizado de rutina,
que flota entre las olas y las islas,
sin brújula, timón ni sentimiento.

El ocaso es un dios que no responde
a mis ojos, eternos navegantes
fugitivos del agua de Aqueronte.

Ya no hay puertos ni faros arrogantes,
sólo barcos, ocultos en la noche,
que olvidaron su rumbo y su sextante.

1 comentario:

  1. No necesito tus promesas para amarte,
    no necesito cielos azules o agrestes,
    solo hace falta la atención que tú me prestes,
    y existir el espacio en que pueda adorarte.

    Poseo mil poemas para conquistarte,
    para acuarelar tus sentidos de celeste,
    fueran mas tesoro que fúlgido arcipreste,
    este amor inmenso que llevo cual valuarte.

    Pero, si con esto que tengo te complazco,
    yo me sentiré feliz, y siempre dichosa,
    pues es la vida tan sencilla y tan hermosa....

    Delito sería no ver que por ti nazco,
    cada alborada altiva, hermosa cual la rosa,
    corolada de luz y noche dadivosa....
    Duna. Registrado.

    Buen soneto, Paco. Felicidades.

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