despertando de su sueño,
profundo como los surcos
de la tierra generosa
que entregó su mies dorada
y perdonó tu castigo.
Muere la tarde con llanto
y riega mi verso amargo,
cautivo de una mirada
que vuela sobre esos campos,
olvidados en tus noches
y en tu corazón perdidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario