que dio sombra a nuestros sueños.
Estaba allí, solitario,
atrapado en el recuerdo
de una tarde de verano,
en la que un soplo ligero
nos empujaba, despacio,
hacia el olvido y el miedo.
Me pareció que hasta el prado
era un poco más pequeño.
Y que el cielo, rosa pálido,
reflejaba los secretos
que debajo de aquel árbol
presagiaron el invierno...
a pesar de que mis labios
volaron sobre tus besos.
Desnudo, triste y callado;
azotado por el viento;
con aspecto funerario;
de tronco torcido y negro...
sin duda, viejo y cansado,
estaba, el árbol, enfermo.
Era un olmo centenario,
que dio sombra a nuestros sueños.
Enhorabuena por haber comenzado el año con tanta inspiración. Excelentes tus dos primeros poemas.
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