Quiero soñar ese sueño lejano,
ese sueño de viento y azul,
ese sueño que ya hemos soñado
cuando el mar de tu piel era luz.
El calor de la tarde fue tuyo,
en el aire brillaban tus besos
y una noche olvidada de julio
nuestro mundo giraba muy lejos.
Y tu cuerpo y tus ojos me hablaban
con palabras sin voz, que sabían
endulzar el dolor. Y volabas.
Sí, a la playa llegó la mañana
y aquel faro calló con el día.
Pero el mar era azul... y me amabas.
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