Si no supiera que quieres,
enredada entre el orgullo,
lo que no dices que quieres
cuando sueñas que no duermes,
mi silencio sería tuyo.
Pero como sé que quieres
que entienda lo que no escucho
y que el corazón me niegue
lo que no es lo que parece,
no quiero poco ni mucho.
Solo quiero que me dejes
devolver la voz a un mudo,
que, si la verdad escuece,
al final siempre amanece
por más que se empeñe el mundo.
Es decir... que ya me entiendes.

