El luminoso espejo de la nada
refleja la tristeza del destino
que se oculta en el profundo olvido
de tu mar dorado y escarlata.
Una playa infinita, despiadada,
sepultura de besos y caminos,
fue la recompensa de un castigo
que borró el futuro que soñabas.
Tu vida se durmió en la eterna espera,
ardiente y fría, por el dolor vencida,
a merced ya del viento y de las dunas.
Un corazón vendido es sólo arena
que apenas cubre engaños y mentiras,
fingiendo soles y escondiendo lunas.
No hay actividad más amena
ResponderEliminarque escribir de nuestras angustias e iras
cuando después de hacerlo, éstas son nulas
Un abrazo!
Un gran poema. Y una sonora bofetada...
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