sábado, 9 de abril de 2016
Flor de romero
Mira el jardín desolado
donde duermen los recuerdos
bajo la tierra y el tiempo.
Como torres imponentes,
entre la ausencia y el llanto
lo vigilan los cipreses,
centinelas despiadados
de lo que nunca amanece.
En este jardín inmenso
hasta el dolor es lejano:
las horas se vuelven meses
y las semanas son años...
Aquí descansa el invierno
cuando marzo palidece,
olvidado de septiembre
y del calor de tus manos.
Escucha el canto del viento,
recuerda tu amor cansado...
¿Por qué ya no quedan sueños
cuando florece el romero?
Y, en la lápida de mármol,
dibuja la lluvia un beso
que, en la mañana, parece
una lágrima que muere.
Fotografía: Antonio José Ortiz Ruiz.
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