Abril amanece sin primavera,
con un suave suspiro de dulzura
y un rumor desprovisto de cordura
que atormenta la noche de la espera.
No hay cerezos en flor en mi quimera,
sino el triste dolor de una tortura
que se desliza por la faz oscura
de esa verdad que la distancia altera.
Ya no espero una luz de madrugada
que ilumine en mis sueños el reflejo
de tardes de jazmines y mimosas.
Solo queda el azogue de un espejo,
con la sombra fugaz de una mirada
que arranca las espinas de las rosas.
con un suave suspiro de dulzura
y un rumor desprovisto de cordura
que atormenta la noche de la espera.
No hay cerezos en flor en mi quimera,
sino el triste dolor de una tortura
que se desliza por la faz oscura
de esa verdad que la distancia altera.
Ya no espero una luz de madrugada
que ilumine en mis sueños el reflejo
de tardes de jazmines y mimosas.
Solo queda el azogue de un espejo,
con la sombra fugaz de una mirada
que arranca las espinas de las rosas.
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