Me ofreció su espalda.
Una espalda azul y generosa,
ajena al pecho sin latidos
que una tarde, de vértigo y de nácar,
abandonó el susurro del destino
sobre un lecho de lágrimas y rosas.
Su voz me acarició... y ya no estaba.
Tan solo el surco de un recuerdo,
hendido por el rayo vespertino,
que, olvidando su fulgor, volaba
entre las nubes del amor herido,
bajo una sombra dulce y silenciosa.
ME HACE SUMERGIR,EN UN APASIONADO PASADO,PERSONAL,DE AQUELLAS HORAS,TIEMPOS DE LA ADOLESCENCIA,MADURADA...CAMINANDO LA ETAPA DE LA JUVENTUD,CARGADA DE ESPECTATIVAS Y ESPERANZAS...DESCUBRIENDO NUEVOS CANMINOS DE LA VIDA Y SUS CANDENTES INTRIGAS...¡¡HERMOSA,EXQUISITA POESÍA,LLENA AL ALMA DE RECUERDOS...PERO ME "ANUDA" LA GARGANTA...EN DESEOS DE GRITAR,ESA VIVENCIA DE TIEMPOS IDOS... ¡¡GRACIAS AL FENOMENAL AUTOR...EXQUISITO CREADOR !!
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