La tarde ya se despoja
de sus recuerdos azules,
envueltos en sombras dulces,
ausentes y protectoras.
Hay un sueño que me nombra
con su reflejo de luces,
escondido entre unas nubes
oscuras y perezosas.
Son algodones y penas
que vuelan con alas tristes
bajo el miedo y las estrellas.
Son dos azucenas grises,
sin amor ni primavera...
buscando un cielo imposible.
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