A veces el mar
me recuerda el silencio.
La noche no llega
y el sol se hace bronce
detrás de unas olas
que lucen reflejos
de amargas corazas...
Silencio de tardes
bañadas en cobre,
bruñido por besos
robados al aire.
A veces el mar
me recuerda el silencio.
El lento presagio
del metal que cubre
con su brillo tibio
las aguas y el viento,
la arena y el tiempo...
Delfines alados
que vuelan sin dueño
buscando las sombras
de olvidos y sueños.
A veces el mar
me recuerda el silencio.
A mí tu poesía me recuerda que se pueden crear con las palabras mares de belleza. Lo había olvidado.
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