Yo fui peregrino
de tardes de sueños
malditos y lentos.
Recorrí universos
detrás de una estrella,
fugaz y lejana,
que marcaba el rumbo
de un negro destino.
De un camino oscuro,
retorcido dentro
de un gran laberinto
perdido y siniestro.
Yo fui peregrino,
siguiendo una estela
que engaña a las sombras
con guiños fugaces,
fingiendo destellos
terribles y bellos
que siempre deslumbran
y nunca se apagan.
Yo fui peregrino
de piedras y rosas,
buscando la vida
en tierras amargas.
Yo fui peregrino
de una luz pagana
que escribió en el cielo
la noche del alma.
Ya te veía yo cara de peregrino.
ResponderEliminarHay que seguir a las estrellas, nunca se equivocan de camino.
Gracias por tu poesía!
La noche del alma
ResponderEliminarescrita en tus ojos
negra, cual boca de lobo,
se abre en el pecho,
de sangre y de oro.
Y tras los caminos
de falsas quimeras
los sueños se cierran
a las madreselvas
cuando los destinos
misterios desvelan.
Un beso, Paco.
Paco, peregrinar por la noche del alma debe ser la cosa más desoladora del mundo!!! qué bonito y triste a la vez como lo dices...Un abrazo.
ResponderEliminarCuanto arte, felicidades.
ResponderEliminarEsconde el poema, espinas y rozas.
ResponderEliminarsospecho que pronto, dejaras la senda.