a la sombra de tus ojos,
cansados de sueños muertos
y de amaneceres rotos...
Fue ilusión de rebeldía,
envenenada con miedo,
que flotaba en el espejo
de una esperanza suicida.
Hoy los robles son encinas
y aquel torrente, penumbra,
despojado de una luna
olvidada por la vida.
¡Ya despunta la mañana,
entre luces y reflejos,
ya llegan hasta la playa
las olas y los deseos!
Pero la brisa se calla
sobre las dunas del tiempo...
porque unos labios se apagan
sin haber sentido un beso.
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