Tantos dados has jugado
sobre mil tapetes verdes
que se ha gastado la suerte
y los ases se han borrado.
Con el farol apagado
los seises parecen sietes
y tus ojos dos serpientes
que se escurren de mi lado.
No preguntes a tus besos
en qué apuesta se han perdido
cuando el amor era un juego,
porque los has ofrecido
a cambio de tu despecho
y todos fueron vendidos.
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