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el fuego eterno.
Es un llanto que arrulla
los besos muertos,
una llama que nace
bajo el infierno...
Todo es incierto.
Los espejos que arden
sin tú saberlo,
son esperanzas leves
en el recuerdo.
Se revuelve la tarde
sobre tu pecho.
La puerta, el aire,
el cielo negro...
Todo está lejos,
envuelto en un sudario
pesado y cierto.
La sombra de la nada
me aplasta el cuerpo...
... y entierra el viento.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHasta la mirada se hiela
ResponderEliminarcuando todo es incierto;
un clamor de pasado
congela el viento.
Pesa la tarde.
Huyo por las cavernas,
del duro averno,
que espejado en tu rostro,
atenaza mi cuerpo.
No hay paz en un pecho yerto,
-más si el recuerdo-
y aún se alarga la sombra
en duro empeño
de soterrar recuerdos.
No logra hacerlo....
...Gira la mirada,
ya no es invierno....Duna
Muy duro. Gracias Paco!
ResponderEliminarUn abrazo!