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miércoles, 18 de marzo de 2015

Ojos guardados

Tengo dos ojos guardados
en el jardín de la espera
que no sufren cuando lloran
ni del silencio se quejan.

Saben bien que la distancia
es una noche serena
que se apaga con el alba
bajo caricias de seda.

Y si el orgullo les llama
se esconden entre sus penas
para no enseñar las luces
que su mirada refleja.

Pero el calor de la tarde
con su fuego les recuerda
que los párpados no cierran
las ilusiones que vuelan.


Fotografía: Luis Mariano González

miércoles, 11 de marzo de 2015

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo en que la aurora
despuntaba cada tarde.

Era un tiempo dulce y blanco,
con aromas de canela.
Un tiempo en el que mis ojos
volaban sobre las dunas,
entre sueños y azucenas.

Recuerdo que aquellas dunas
reflejaban siete estrellas
y que, en sus valles de seda,
el espejo de la luna
deslizaba su mirada
por las dos suaves colinas,
bautizadas con la espuma
de una fuente, ya olvidada,
bajo un cielo azul y plata.

Pero los sueños se apagan
cuando las dudas invaden
los montes y las veredas,
aunque aquéllos sean de Venus
y los senderos acaben
escondidos en la hiedra
florecida tras las sombras
que acarician sus laderas.

Las tardes se hicieron noches,
mis ilusiones, arena...
y las estrellas, clavadas
en un desierto de cobre,
dormido y sin esperanza,
han convertido en condena
las soledades del alma.